LA METAMORFOSIS
JOSÉ MIGUEL ÁLAMO
Consejero de Deportes del Cabildo de Gran Canaria de 2003 a 2007 y presente en la inauguración oficial del estadio en el partido ante el Leganés en septiembre de 2003, el de José Miguel Álamo es otro testimonio procedente en esta cronología y más al atravesar un periodo de enorme trascendencia: el de la apertura de puertas tras la larga espera.
“Uno mira atrás y sonríe al pensar que se vencieron tantos obstáculos. Lo primero que hicimos al tomar posesión el equipo de gobierno del Cabildo, liderado entonces por José Manuel Soria, fue visitar la obra del estadio. Quedaba un mundo por hacer. Y era un estadio triste. Veías las torres sin culminar... Tuvimos que ir a lo mínimo de manera acelerada para obtener los permisos que necesitaba la UD para disputar sus partidos oficiales. Lo que requerían las administraciones públicas, como el ayuntamiento para el correspondiente permiso de apertura, y la homologación de la Liga de Fútbol Profesional, que era el gran escollo a superar. Por mucho que tuvieses todos los papeles a nivel municipal, si la Liga detectaba alguna deficiencia, no había nada que hacer”, rememora.
Álamo y el equipo de trabajo que dirigía tuvieron que sortear numerosas complejidades en el camino, como se encarga de detallar: “Todo el sistema que se necesitaba para la Unidad de Control Operativo (UCO) ya era un caballo de batalla importante por su complejidad tecnológica y lo establecido en la Ley del Deporte al respecto. Todo se reducía a garantizar la seguridad para un espectáculo con miles de espectadores. Trabajo en equipo, reuniones de coordinación... Se logró. Aunque con momentos de estrés. Porque hasta horas antes de que se jugara el encuentro frente al Leganés no tuvimos la autorización de la Liga y el permiso del ayuntamiento. Los medios de comunicación no paraban de llamarme para preguntar si llegaríamos a tiempo...”.
“Recuerdo que ese verano de 2003, el estadio monopolizó mi agenda. Y la gente del deporte, de otras disciplinas, fue muy comprensiva conmigo. Sentimos una liberación cuando pudimos completar la misión”, enfatiza.
La inestabilidad institucional de la época en la UD, inquilina del recinto, tampoco remó a favor: “Soy el consejero de Deportes del Cabildo que más presidentes de la UD he conocido durante mi legislatura. Ricardo Ríos, Manuel García Navarro, Luis Cabrera y Miguel Ángel Ramírez. Además, con el proceso concursal de por medio”.
La fuerza de voluntad fue, según sus propias consideraciones, una de las claves para cumplir con la hoja de ruta marcada desde el Cabildo: “Para mí era imposible plantearse que no llegaríamos en tiempo y forma para la apertura del estadio con vistas a encuentros oficiales”.
“Una vez abierto el estadio, la gestión nos requirió mucho. El césped ya entonces dio problemas. Recuerdo que vino por primera vez la selección española, a las órdenes de Luis Aragonés, en el amistoso frente a Venezuela, y, en la rueda de prensa de presentación, Aragonés suelta, sin que nadie lo espere, que quería ir a ver el césped”, recuerda.
En su agenda fue inevitable que privilegiara por encima de todo esta construcción estratégica: “Nunca quise desviarme que era el consejero de Deportes del Cabildo de Gran Canaria y debía atender todos los frentes, sin dedicarme en exclusiva al estadio, pero las circunstancias así lo impusieron y creo que se asumió de la mejor manera, con mucho trabajo y empeño. Un ascenso a Segunda, llenos en el Gran Canaria... Con el paso de los años se dieron hechos que dulcificaron mucho todas las gestiones y gastos que conllevaban los primeros pasos en el estadio. Sacamos todos los acuerdos en la junta rectora por unanimidad. Tenía en la oposición a Demetrio Suárez, del PSOE, y siempre conté con su colaboración”.
“La llegada a la presidencia de Miguel Ángel Ramírez normalizó la vida de la UD y coincidimos dos años importantes. Para el estadio fue crucial. Dejamos cerrado el contrato de patrocinio, que tiene las firmas de Miguel Ángel Ramírez, Nicolás Ortega, Mercedes Romaní, secretaria del Instituto Insular de Deportes, y mía, lo que aclaró definitivamente el futuro”, subraya.