PRÓLOGO
No era fácil encontrar un nuevo hogar para la afición amarilla, después de que nuestro genuino e icónico Estadio Insular cerrara sus puertas en 2011 desglosando las mejores páginas de la historia de la Unión Deportiva Las Palmas.
Sobre aquel recinto de interminables recuerdos se había construido un universo de historias y leyendas deportivas difícil de igualar. Desde la maravillosa década de los 60, bajo la impronta de los Tonono, Paco Castellano, Juan Guedes o Germán Dévora, pasando por los 70, con la excelente baraja argentina formada por Carnevali, Morete, Wolff y Brindisi. Años en los que se alcanzó el subcampeonato de Liga y de Copa del Rey, convirtiéndose el Insular en un auténtico templo del fútbol canario y español.
Abandonar el hogar futbolístico de varias generaciones se había convertido en una misión más que compleja. Pero era el momento de progresar y crecer. De renovar las estructuras para mantener intacta la esencia. Y no cabe duda de que el Estadio de Gran Canaria terminó convirtiéndose en el mejor heredero a un legado que sigue indeleble en la memoria de muchos.
Veinte años contempla ya el nuevo santuario, adscrito simbólicamente en uno de los barrios que más han crecido en la ciudad en la última década como es Siete Palmas. Un recinto con capacidad para más de 30.000 espectadores que se ha convertido en un más que digno heredero.
Protagonista del último ascenso a Primera División en 2015, la Unión Deportiva Las Palmas ha destilado sobre la alfombra verde de este estadio una nueva impronta y estilo. Curiosamente fue cuando llegamos al gobierno municipal cuando paladeamos de nuevo de la élite. Un mosaico de buen fútbol que volvió a rubricar el sello canario a nivel nacional, coqueteando incluso con alcanzar el balompié continental.
El nuevo santuario deportivo de la capital ha saboreado hasta tres partidos internacionales de la selección española y ha sido escenario de innumerables eventos, tanto deportivos como el Freestyle Gran Canaria o el Máster Stadium Race, con la presencia de pilotos reconocidos de la Fórmula 1 como Marc Gené, como conciertos musicales masivos.
Tras la nostalgia, llegó la ilusión. El legado del Insular está forjado de forma indeleble en el imaginario colectivo de varias generaciones. Pero no cabe duda de que el Estadio de Gran Canaria ha tomado el testigo como el mejor sucesor y referente deportivo tanto para la Isla como para Las Palmas de Gran Canaria.